Dr. C.J. Espontaneo
¡Saludos y Bendiciones! Te habla el Dr. Carlos Calcador, y a través de este podcast ESPONTÁNEO, te invito a recibir un mensaje de esperanza, consuelo y paz, cimentado en la Fe. Es mi fervorosa oración que el contenido de estos episodios toque tu corazón y fortifique tu espíritu, como lo ha hecho para miles de almas en más de 40 países y sobre 300 ciudades alrededor del mundo. Han sido edificados y alcanzados por la Palabra viva y poderosa de nuestro Padre Celestial.
Sé grandemente bendecido y disfruta de estos devocionales inspirados y guiados por nuestro Señor Jesucristo. ¡Permite que Su amor y Su luz inunden cada rincón de tu vida!
"Dios les bendiga."
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán." - Marcos 16:15-18
Dr. C.J. Espontaneo
Caminando Sobre Aguas Turbulentas
¿Alguna vez te has sentido como Pedro, momentáneamente caminando sobre las aguas de la fe, solo para comenzar a hundirte cuando el rugido de las olas captó tu atención? Este poderoso mensaje nos transporta a la cuarta vigilia de la noche, ese momento oscuro justo antes del amanecer, cuando Jesús apareció caminando sobre las aguas mientras sus discípulos luchaban contra la tormenta.
Descubrimos una perspectiva refrescante sobre Pedro, a quien muchos critican por su falta de fe. Sin embargo, ¿no deberíamos admirar que de todos los discípulos, solo él tuvo el valor de salir de la barca? Solo él reconoció al Maestro entre la tempestad y se atrevió a caminar sobre las aguas turbulentas. Su momentánea duda no eclipsa su extraordinario acto inicial de fe.
Esta reflexión nos sumerge en la naturaleza de nuestras batallas espirituales, recordándonos que no luchamos contra carne y sangre, sino contra principados y potestades de las tinieblas. El enemigo es astuto, usando la mentira, la tentación y el desánimo para alejarnos de la verdad. Pero la victoria ya está ganada: Cristo triunfó sobre estas fuerzas en la cruz. A través del Espíritu Santo, tenemos el discernimiento para reconocer los engaños y el poder para resistirlos. Y cuando caemos, como inevitablemente ocurre, Dios no nos deja postrados sino que nos extiende su mano para levantarnos.
¿Estás enfrentando tormentas en tu vida? No luches con tus propias fuerzas. Fija tu mirada en Cristo, no en las olas amenazantes. Y antes de presentarte ante Dios, reconcíliate con aquellos con quienes tienes conflictos. Humíllate, extiende tu mano hacia el Salvador y permite que Él te levante una vez más. Su fidelidad es eterna, y en Él, siempre encontrarás la fuerza para caminar sobre las aguas de la vida.
Paz...
Libranos del mal Señor, de las maquinaciones de nuestro enemigo espiritual. Bendito Dios, me acerco en estos momentos a hacer un mensaje espontáneo, sin filtros, como muchos de ustedes ya saben, con el único filtro del Espíritu Santo. Esta madrugada de 2 y 40 de la mañana, ya cerca de la cuarta vigilia, en el momento más oscuro de la noche, así como cuando Él caminó sobre las aguas y se acercó a la barca donde estaban los discípulos que hacía un rato había dejado atrás, luego de haberles evidenciado su gran poder de amor, su poder sobrenatural como proveedor, habiendo alimentado a más de 5.000 personas con un par de peces pescados y un par de panes. Lo interesante es que, luego de haber hecho eso y les dijo que se adelantaran y se fue a orar. Así que, cerca de ahí, cerca de las 3 de la mañana, la cuarta vigilia, cuando el viento azotaba en la barca y los vientos la estremecían y el agua les dejaba ver que sintieran, que iban a perecer los indefensos a unos pescadores experimentados, así que el Señor tenía eso ya preparado, ya estaba ideado Y yo imagino que cuando Él se fue, luego de que despidió a la gente y le dijo a ellos que se adelantaran, es porque Él se retiró como lo hacía por costumbre, hablar con su Padre, nuestro Padre Celestial, bendito Dios.
Speaker 1:¿qué quiero decir con esto? Que cuando tu barca esté, tu vida esté como la barca siendo zarandeada por las tempestades, los vientos, el ruido, el agua, las malas noticias, las peleas, el desasosiego, la desesperanza, la pérdida de la fe, la falta de paz, el desánimo y todas esas cosas que no vienen de él. Y todas esas cosas que no vienen de Él porque de Él viene solamente el amor. Es amor del Génesis, porque Él era el Verbo y el Verbo estaba con Él y Él estaba con el Verbo Y mientras el Espíritu Santo se movía sobre las aguas, sobre todo lo oscuro, todo lo desorganizado, sobre todo el caos, y lo fue haciendo dándole orden perfecto. Por eso es que ahora yo miro y digo que era bueno. Así que en nuestra vida, antes de partir, él nos dejó un legado para nuestra vida.
Speaker 1:En esta vida tendrán aflicciones y tribulaciones, más el Padre que está en los cielos conoce de cada una de sus necesidades. Y así nos dejó una serie de enseñanzas, todas recopiladas en ese libro tan publicado, de mayor publicación en la historia de la humanidad, y que, lamentablemente, muy poco lo leen, como debieran leerlo para entenderlo, estudiarlo, porque ahí está la vida, ahí está. Esa es la palabra de Dios. Todo lo demás es efímero, pero la palabra de Él es eterna. Es el libro donde el autor está contigo. Sí, está contigo y tiene vida y tiene vida eterna.
Speaker 1:Bendito Dios. Y tiene vida y tiene vida eterna. Bendito Dios. Así que, pensando en ello y sobre lo que el Espíritu coloca en mi corazón, paso a leer estas líneas para redarguir, como se hizo conmigo. Y que bendecir nuestras vidas, bendecir tu vida teniéndote esperanza, teniéndote una verdad. Y dice así en la vida, a menudo enfrentamos batallas que no podemos ver.
Speaker 1:No se trata de conflictos con personas de carne y hueso, sino de luchas espirituales contra fuerzas de maldad. El apóstol Pablo nos lo recuerda en Efesios 6.12, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Así que, hermano y hermana, nuestro enemigo, el diablo, es astuto y busca activamente la manera de hacernos caer, porque eso vino mentir, luchar y matar. La Biblia lo compara con un lejón espiritual de un rugiente que busca a quien devorar. Solvemos en Primera de Pedro, 5.8. Te invito a que lo escrudille, que lo busque.
Speaker 1:Sus maquinaciones, sus planes y engaños son sutiles, diseñadas para alejarnos de la verdad, sembrar dudas en nuestro corazón y debilitar nuestra fe. Puede usar la mentira, la tentación, el desánimo o incluso el orgullo para atraparnos. Sin embargo, y digo sin embargo, como creyentes no estamos indefensos. Nuestro único Salvador y Redentor, jesucristo, ya venció a nuestro enemigo en la cruz. Con su bendito sacrificio, él no solo nos libró del pecado, sino que también nos dio la victoria sobre el enemigo, sobre el diablo y sus fuerzas. La cruz no fue una derrota, sino el acto más grande de triunfo, donde el poder del mal fue desarmado y humillado. Se lo encuentra en Colosenses 2.15.
Speaker 1:Hoy, hoy día, por la obra de Cristo, podemos disfrutar de los dones del Espíritu Santo. El Espíritu que habita en nosotros nos da el poder y la sabiduría para discernir los engaños del enemigo y resistir sus ataques, nos guía a toda verdad, nos consuela en la tribulación y nos fortalece cuando nos sentimos débiles. Cuando caemos, ya sea por una tentación o por desánimo, nuestro Dios no nos deja en el suelo, no nos abandona. Nos deja solo.
Speaker 1:En Salmos 37.24 nos dice cuando el justo caiga, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano. Sí, el mismo Dios que nos levantó de la muerte espiritual nos levanta de nuestras caídas diarias. Él nos extiende su mano, nos perdona y nos da la gracia para levantarnos de nuevo, más sabios y más fuertes. Así como cuando Pedro caminaba sobre las aguas en esa noche, que te cuento, en esa madrugada, en esa cuarta vigilia, mientras los demás venían, un fantasma. Él miró y dijo, y su corazón le colocó.
Speaker 1:El espíritu de Dios mío Le dijo no, no es un fantasma, es el maestro. E inmediatamente le gritó maestro y le pidió permiso para ir donde él. Y él dijo pues ven. Y aunque muchos lo critican por alegadamente faltar a su fe o por faltar a su compromiso, pedro, en su fugacidad, pero mayormente por ese amor que tenía y esa confianza en él, se lanzó y comenzó a caminar sobre las aguas.
Speaker 1:Wow, y muchas veces lo criticamos porque ¿qué sucedió? El ruido del mar, el viento, la tempestad, la hora gigante que venía le apartó su mirada. Le apartó la mirada de los ojos del gran Señor de Jesús E inmediatamente comenzó a hundirse Y, en su temor y en su humanidad, comenzó a aclamar me ahogo, auxilio, ayúdame. E inmediatamente vino nuestro Salvador y lo levantó. El hombre de poca fe. Lo interesante aquí es que vino y lo levantó Y le dijo hombre de po, de fe, para recordarnos a nosotros, que muchas veces no tenemos.
Speaker 1:Estando en esas circunstancias, muchas veces muchos lo critican. Pero ¿cuántos estarían dispuestos a estar en la barca? y cuántos eran ellos? Y solamente uno vio al Señor y solamente uno le pidió ir y solamente uno tuvo el valor de tirarse al agua. Porque Pedro ni nadie caminaba sobre las aguas, nadie camina sobre las aguas, Pero él lo logró por su fe.
Speaker 1:Así que no te castiguen, no te sientas mal, porque eso es lo que quiere nuestro enemigo alejarnos de Dios cuando caemos, cuando de momento flaqueamos en nuestra fe. Cuidado cuando criticamos a los pedros de la vida. A todos nos puede pasar, y por eso este mensaje para acordarte que no estamos solos, para acordarte que no estamos solos. Así que, hermano o hermana, si te conozco, yo no te conozco. Si te está llegando, es porque sí, debo conocerte, pero probablemente no te conozco porque me ha sucedido. Pero ciertamente Dios te conoce Esa es la palabra que tiene cada uno de los cabellos de nosotros contados y los conoce. Así que, si te sientes bajo ataque o si has caído y necesitas levantarte, mira hacia la cruz, corre hacia la cruz desde lo más profundo de tu corazón.
Speaker 1:Jesucristo es tu refugio y tu fortaleza. No combatas estas batallas con tus propias fuerzas. No, no, porque las puedes perder, seguro que las perderás. Guerra por ti y por mí. No-transcript. ¿sabes por qué? Porque su fidelidad es nuestra mayor seguridad, porque su fidelidad es eterna. Oremos, padre celestial, te damos gracias porque en Cristo tenemos la victoria.
Speaker 1:Ayúdanos a reconocer las maquinaciones de nuestro enemigo espiritual y a resistir sus engaños. Levántanos cuando caemos y llénanos con tu Espíritu Santo para caminar en tu verdad, para poder caminar sobre las aguas de la turbulencia de esta vida con la seguridad de saber que tú estás esperando por nosotros hacia un caminar por la vida, hacia la vida eterna. Gracias, señor, porque lo que pido por por mí lo pido por mí, lo pido por nuestra familia, por nuestros amigos, aún por aquellos que no conocemos y todavía más por aquellos que conocemos y que de alguna manera hemos tenido diferencias por las artimañas del enemigo o no nuestras debilidades. Es un buen momento para reflexionar en eso y acordarnos de lo que dice en Maraquías Si, cuando vienes a traer la ofrenda, cuando vienes a Siamí, te acuerdas que tienes algún tipo de situación con un hermano o una hermana, deja tu ofrenda ahí y ve y ponte de situación con un hermano o una hermana.
Speaker 1:Deja a tu ofrenda ahí Y ve Y ponte de acuerdo con él o con ella, tengas tu razón o no Te hayan hecho daño o no Haya sido, tú, ve y ponte de acuerdo, pide perdón Y entonces regresa a mí. Así dice la palabra. Así que sirva este mensaje Para empoderar, para redarguir, para hacernos reflexionar en que podemos caer, y de hecho caemos. Pero lo más importante es que te levantes, y que no te levantes solo o sola, que te humilles, humíllate Y, con toda confianza, acércate a Él. Padre. Aquí estoy Jesús, mi Rey y Salvador Jesucristo. Aquí estoy extendiendo mi mano para que me salves una vez más. Gracias, padre, por tu palabra, gracias por tu obra de salvación. Por la gracia y en el nombre de Jesús, nuestro Salvador y Redentor, decimos amén, amén, y dejamos este mensaje tuyo Señor, gracias, gracias. Santo Dios, bendito Dios, gracias. Para ti toda la gloria, padre, gracias, señor, gracias, padre.